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Sin City. Ese cobarde bastardo.

Nueva incursión de Frank Miller en la Ciudad del Pecado. Otra historia dura, de personajes malditos narrada con un dibujo en blanco y negro, que esta vez, se añade el amarillo, para resaltar una parte importante de la historia. Nos cuenta una historia del policía John Hartigan, antes de retirarse. Recibe un chivatazo y se dirige a comprobarlo, pero su compañero le pide que no se inmiscuya, porque les pueden matar. Golpea a su compañero para que le deje entrar en el almacén, allí una joven está retenida, unos corruptos la tienen para que alguien abuse de ella. Al internarse se enfrenta a los dos primeros matones, que guardan un vehículo, que pertenece al hijo de un senador. Consigue reducirlos al darles una paliza y boicotear el coche, pero su salud se resiente. Su corazón no le funciona bien, pero no se rinde y continua internándose en el almacén. Revienta la puerta de la habitación, mata a los corruptos, pero el hijo del senador escapa con la joven. Le amenaza con liquidar a la chica. Hartigan le dispara y le derriba, soltando a la chica. El hijo del senador le increpa diciendo que es importante y que le protegerán, para después disparar a Hartigan, pero falla. Nuestro protagonista no tiene compasión y le dispara en la entrepierna. Cuando le va a rematar, le disparan por detrás, es su propio compañero, que no puede permitir que el incidente llegue más lejos. Medio muerto, Hartigan cree que ha cumplido su deber, pero le salvan la vida. El senador le paga el tratamiento, le curan las heridas y le operan del corazón, todo para poder volver a torturarle. Le acusan de haber matado a todo el mundo para abusar de la joven, le despiden de la policía, le deja la mujer y cuando sale del hospital, es para que se lo lleven los matones del senador. Le pegan palizas día y noche, para que firme la confesión del abuso a una menor, pero Hartigan aguanta sin inmutarse. En sus delirios, piensa cómo escapar, pero no tiene ganas ni de vivir. Cuando le encierran en la celda, recibe cartas de la joven que salvó, que las manda con otro nombre para no ser descubierta. Lo cual le da ánimos para no ceder frente a los corruptos a sueldo del senador. Un día aparece un ser amarillo, calvo y repelente. Quien le pega y le da un sobre. Esta vez no hay carta, solamente un dedo de mujer cortado. Esto le hace desesperarse y solo ve una salida.

Llama a una abogada, parece que va a rendirse y declararse culpable. Se lo cuenta a la abogada y esta, le pega. Le conoce desde hace mucho y no se cree lo que va a pasar. Cuando van a la declaración, aparece el senador en la sala, lo que enfurece a Hartigan. No lo puede soportar y confiesa para salir de la cárcel. Cuando le permiten irse, le espera su antiguo compañero, quien le disparó, para llevarle a un hotel. Pero el repelente amarillo les sigue, incluso cuando Hartigan escapa del hotel, le acecha desde un coche. Nuestro protagonista va a la casa de la chica, para investigar si ha desparecido, pero descubre que ahora trabaja como bailarina en un bar en los bajos fondos. Allí la ve trabajar y descubre que se ha convertido en una hermosa mujer. Pero también lo ha descubierto el apestoso amarillo, quien le ha seguido. Asustado intenta huir del local, pero la joven le ve y corre a su encuentro. Le besa apasionadamente y en respuesta le cuenta que le persiguen y que tiene que huir. Montan en el coche de la joven y huyen seguidos por el apestoso amarillo, en una persecución en coche mientras les dispara. Consiguen impactar en el coche del perseguidor, que se estrella. Van a buscarlo al coche siniestrado, pero no está. Por ello deciden marcharse a un motel de carretera, allí alquilan una habitación, donde la joven le muestra el amor que le profesa a Hartigan. Pero el apestoso amarillo les ha seguido dentro de su coche y ahora les apresa en la habitación. A Hartigan lo cuelga de una soga mientras llama a sus secuaces para que le preparen a la chica para la tortura. Antes de matarle, como cutre villano que es, le cuenta su vida y lo que le odia, las maldades que tiene pensado con la joven. Le cuelga para que se ahogue y se marcha, pero sobrevive y consigue liberarse. Cuando llegan los sicarios del senador, ya está libre y los machaca, les quita el coche y parte en busca del apestoso y la joven, hacia el palacete del senador. Asalta a los guardias, aunque resulta herido y consigue infiltrarse en la casa, donde el apestoso amarillo está torturando a la joven. Los sigue hasta un granero, donde se enfrenta al apestoso, al cual consigue matar. Una vez liberada la joven, la insta a que hulla con el coche, prometiendo que la seguirá. Pero conoce lo corrupto que está el sistema y cuando ya la ha visto marchar, decide quitarse la vida porque es la única manera de vencer al senador.

Guión: Frank Miller
Dibujo: Frank Miller
Tintas: Frank Miller
Letras: Frank Miller
Editor: Bob Schreck

Contenido: Sin City. That Yellow Bastard 01. Feb 1996 - Sin City. That Yellow Bastard 06. Jul 1996.

Extras: Portadas.

Ed. Norma. 120 pag.

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